"Feliz cumpleaños", "Te deseo lo mejor", "Muchas felicidades".
Cliché, cliché, lugar común-cliché.
El otro día me encontré con una tarjeta que hablaba en otros términos.
Este era el mensaje. No lo inventé.
It's impossible to frown when I think of you... YOU'RE BETTER THAN BOTOX.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
martes, 1 de noviembre de 2011
Aviso
El abandono no se justifica, así que aquí les dejo algo pendiente: las señas de una ciudad, perteneciente a esta república, en donde la mayoría no es cubana ni colombiana ni mexicana. Al contrario: el cruce de la avenida 107 con la calle 58 se llama José Luis Rodríguez "El Puma" (saquen la cuenta). Vale la pena ver las fotos para notar entre otras cosas que -aunque se agradece enormemente- no es necesario que estén cargando con Pin Pon, Ovomaltina y Susy cada vez que vienen de Maiquetía para acá.
Les presento a Doral.
Les presento a Doral.
domingo, 18 de septiembre de 2011
lunes, 22 de agosto de 2011
Mucho gusto
¿Recuerdan que en el texto Hasta el infinito y más allá hablé de una doñita de pelo blanco que trabaja en Subway? Bueno, la capturé en su "break", a las 10:35 pm.
lunes, 8 de agosto de 2011
domingo, 3 de julio de 2011
¿Dónde estoy?
Aprieto el botón de "on".
Se enciende el televisor.
Me encuentro con esta gente...
...y me confundo pues, me confundo.
Aquí pueden leer más acerca de los animadores
venezolanos que se mudaron a esta República.
(Publicado en la revista Todo en Domingo de hoy, pág. 24)
jueves, 23 de junio de 2011
Jose (sin acento) está escribiendo...
"Si alguien te pregunta por qué vas a Estados Unidos,
tú di que vas a conocer Disneylandia".
Eso dijo la mamá de Jose Antonio Vargas justo antes de entregarlo a un coyote en el aeropuerto internacional Ninoy Aquino en Filipinas. Era 1993, él tenía 12 años.
La primera vez que vi su nombre fue en una revista The New Yorker en septiembre de 2010. Cuando comencé a leer el perfil de Mark Zuckerberg, titulado “The Face of Facebook”, no me percaté de quién lo escribía. Sin embargo, mientras avanzaba, me di cuenta de que estaba leyendo algo especial. Era una historia que estaba MUY bien contada. Un trabajo repleto de datos curiosos y detalles que definían al personaje mucho mejor que cualquier descripción. Me impresioné y volví al comienzo. Su nombre estaba ahí.
Asumí que era de origen latino. Me equivoqué.
Lo busqué en Twitter y le di follow.
Y descubrí que su nombre jamás lo escribe con acento.
Cuando este miércoles leí la noticia de que un ganador del Pulitzer se confesaba inmigrante indocumentado, no tenía idea de que conocía al susodicho. Los párrafos con los que comienza este post están incluidos en el trabajo publicado por el New York Times, en donde Jose asume su condición de "ilegal" y cuenta todo lo que ha debido hacer para mantenerse en el país que considera suyo. En el texto –que HAY que leer– Jose se incrimina, pero también se libera.
"There are believed to be 11 million undocumented immigrants in the United States. We’re not always who you think we are. Some pick your strawberries or care for your children. Some are in high school or college. And some, it turns out, write news articles you might read. I grew up here. This is my home. Yet even though I think of myself as an American and consider America my country, my country doesn’t think of me as one of its own".
Su "confesión" vuelve a abrir el debate en Estados Unidos acerca de la aprobación de una reforma migratoria, y –sobre todo– vuelve a subrayar con amarillo fosforescente la existencia del Dream Act, un proyecto de ley presentado en 2001, que podría otorgar residencia permanente a los jóvenes indocumentados que entraron antes de los 16 años y han sido educados en el país.
A propósito de la noticia, esta tarde escuché en la radio local parte de un debate entre un analista republicano y una demócrata, cuyos nombres no vienen al caso. Cada uno -en español, ojo- defendía sus argumentos acerca de cómo podría resolverse el "problema" de los inmigrantes indocumentados en EE.UU.
El primero decía lo siguiente: "¿Qué indicios nos dan los indocumentados de que van a respetar nuestra Constitución? Son unos mentirosos, no tienen dignidad. No hay forma de darles amnistía. Una vez que se comete una ilegalidad, deben asumir las consecuencias".
A pesar de que expertos aseguran que la cifra de deportaciones de inmigrantes indocumentados durante el gobierno de Barack Obama roza los 800.000, las posiciones que defienden los dos principales partidos de este país parecen estar claras.
Mientras ellos logran ponerse de acuerdo, yo aplaudo –con fuerza– que Jose haya decidido dar a conocer su testimonio.
Con su proyecto Define American, el periodista ahora pretende explicar con palabras lo que significa ser un estadounidense.
Échenle un vistazo a sus propuestas. Yo digo que "@joseiswriting history".
lunes, 13 de junio de 2011
jueves, 2 de junio de 2011
Hasta el infinito y más allá
Un día, hace meses, viajaba con un par de amigas en el Metromover que va de Brickell al Downtown. En medio de nuestra conversa, divisamos a un señor muy mayor, que viajaba con bastón y sombrero. En el bolsillo de su desgastada guayabera llevaba una identificación: un cartelito de bordes rojos con el logo de Walmart, en el que podía leerse “José, hablo español”.
Resulta que el señor cubano no sabía dónde estaba. Resulta que se había equivocado de estación y que no tenía idea de cuál tren debía tomar para llegar a su casa. Resulta que ese viejito de aproximadamente 70 años, en lugar de estar en su sofá leyendo el periódico y disfrutando de una vida sosegada y tranquila, estaba TRABAJANDO.
Los veo por todas partes. En la oficina, el señor que limpia por las tardes apenas puede agacharse para recoger las bolsas de basura de cada una de las papeleras; camina encorvado, agotado. En el Subway cercano hay una doñita de pelo blanco que hornea los panes por la noche. En la farmacia CVS una señora sesentona -que tiene ojeras y se pinta la boca de rojo- hace el turno de 11:00 pm a 7:00 am.
Trabajan para pagar medicinas y deudas. Trabajan para vivir “bien”. Trabajan porque llegaron tarde a un país que no es el de ellos.
A este hombre lo veo cada vez que paso frente a una barbería de Kendall.
Siempre con la misma cara de tristeza.
En medio del calor, con su disfraz y su humillación.
(Hagan click en la foto para que lo vean mejor)
En medio del calor, con su disfraz y su humillación.
(Hagan click en la foto para que lo vean mejor)
viernes, 27 de mayo de 2011
Cubetas de agua
Estos chamos son peruanos y toman Inca Cola, como mi amigo Luis Yslas. Lavan el carro por US$15 en un terrenito de la calle 56 con la 107 avenida del SW (me acuerdo de Willy Chirinos cada vez que digo saogüest) y se hacen llamar El Cubetazo, hand carwash, aunque no usen cubetas, sino mano y manguera. El caso es que yo digo "tobo". Si digo "cubeta", imagino que soy la invitada especial de un capítulo de El Chavo del Ocho. Ya sabemos que el español que hablamos en Latinoamérica varía de país en país. El problema es que, como en Mayami se reúnen todos, a uno no le queda más remedio que adaptarse. Eso sí, no estoy preparada para casos más extremos como decirle "nylon" a la bolsa plástica que entregan en el supermercado o "goma" a los cauchos del carro. Sépanlo.
miércoles, 4 de mayo de 2011
A mí me gusta hablar español...
...o inglés cuando es estrictamente necesario.
Pero eso de: "Oye, qué nice estuvo la película.
Ese actor es súper cool. I love him".
Eso no va conmigo.
Ese actor es súper cool. I love him".
Eso no va conmigo.
En esta ciudad, sin embargo, el español -o lo que queda de él- lleva años enamoradísimo del inglés. Es tal el romance, que cuando caminan no se sueltan de las manos. No sólo en la calle, sino en la televisión.
Hagan click aquí y vean cómo el spanglish toma el control... remoto.
martes, 3 de mayo de 2011
Por si acaso...
Un secador, dos planchas y dos cepillos aguardan
en el baño de mujeres del lounge Blue Martini, en Brickell.
Amantes del alisado japonés: podéis ir en paz.
lunes, 25 de abril de 2011
¡Yeeeeiiii!
El aviso es de Western Union y está en supermercados y farmacias.
(Por si acaso: un "chavito" equivale a un peso convertible cubano,
que sustituyó al dólar en la isla en 2004)
domingo, 24 de abril de 2011
#SantJordi, ayer
Barcelona: 20 puntos / Mayami: 01
Hasta Chaplin desempolvó su ropita y repartió rosas en el carrer Comtal.
Aquí ni una minicelebracioncita, chico.
Gracias a San Jorge por los favores recibidos.
miércoles, 6 de abril de 2011
Un poema
Esto no es Nueva York y no hace falta explicar que ni siquiera se parece. Pero ese no es el caso. El asunto es que mi corazón se embarga de emoción (esta frase es de mi amiga Cecilia Rojas, ojo) cuando voy a una librería y encuentro todo. DE TODO. Desde hace meses me hice la supuesta promesa de no comprar libros nuevos, hasta que terminara de leer todos los que están en el escritorio esperando. Los pobres me pican el ojo cada vez que paso cerca y tengo medio minuto libre. Me gritan: "¡A mí, a mí, agárrame a mí!".
Para no tentarme tanto, cada vez que entro a uno de estos lugares totalmente endiosados por mí -Barnes & Noble, Books & Books, Borders-, me voy derechiiiito al stand de revistas a sentirme como una niña que mira el arbolito lleno de regalos el 25 de diciembre. Ma-ra-vi-lla.
Leer con un café, en una sillita, sin pagar nada, un domingo por la tarde, es uno de mis planes preferidos en esta ciudad. Y bueno, ayer no aguanté y compré un libro -que encontré camino al stand de revistas- con la excusa de leerlo y luego venderlo por Amazon para recuperar la inversión. Vamos a ver si lo cumplo, ya les contaré.
Todos estos cuentos son para celebrar que finalmente estoy suscrita a The New Yorker por un año: así que me esperan 47 olorosas revistas. Sí, cuando aquí la gente tiene Ipad, Kindle, Nook... yo tengo mi suscripción (¡EN PAPEL!) que va a llegar al correo de verdaíta que tanto me gusta. ¿Tarde? Tarde no es. Por eso me siento con derecho a compartir el poema que sigue, una maravilla del gran Tennessee Williams, que me conmovió profundamente este martes por la tarde.
Para no tentarme tanto, cada vez que entro a uno de estos lugares totalmente endiosados por mí -Barnes & Noble, Books & Books, Borders-, me voy derechiiiito al stand de revistas a sentirme como una niña que mira el arbolito lleno de regalos el 25 de diciembre. Ma-ra-vi-lla.
Leer con un café, en una sillita, sin pagar nada, un domingo por la tarde, es uno de mis planes preferidos en esta ciudad. Y bueno, ayer no aguanté y compré un libro -que encontré camino al stand de revistas- con la excusa de leerlo y luego venderlo por Amazon para recuperar la inversión. Vamos a ver si lo cumplo, ya les contaré.
Todos estos cuentos son para celebrar que finalmente estoy suscrita a The New Yorker por un año: así que me esperan 47 olorosas revistas. Sí, cuando aquí la gente tiene Ipad, Kindle, Nook... yo tengo mi suscripción (¡EN PAPEL!) que va a llegar al correo de verdaíta que tanto me gusta. ¿Tarde? Tarde no es. Por eso me siento con derecho a compartir el poema que sigue, una maravilla del gran Tennessee Williams, que me conmovió profundamente este martes por la tarde.
viernes, 18 de marzo de 2011
miércoles, 16 de marzo de 2011
Yo echaba gasolina con las moneditas que me daban de vuelto
Sube.
El precio de la gasolina sube y no hay nada de novedoso en eso. Es un titular que desde hace rato publica igual.
Lo que sí es nuevo es gastar tanto en llenar el tanque ("tanto" equivale a cinco almuerzos sustanciosos o a dos camisas lindas, por ejemplo).
Ya sé que decirlo es un cliché, que vengo del país de "las mujeres bellas y la gasolina barata", bah. Pero si esto se pareciese más a Buenos Aires, Toronto o Nueva York, no habría nada de qué preocuparse.
El caso es que en esta sabana de autopistas, de cuadras más que llaneras y un transporte público que apesta, estos cartelitos de colores -con precios que suben todos los días- son la depresión.
Un tanque modesto necesita al menos 13 galones para llenarse.
Saquen la cuenta.
viernes, 4 de marzo de 2011
El detrás de cámaras
Esta fotografía de Terry Richardson, Batman, puede comprarse
por US$1.000 en la tienda Tashen, al final de Lincoln Road.
lunes, 28 de febrero de 2011
Peligro
Es así como cuando uno camina por Miami Beach y ve pasar a arrugadas-rubias-platinadas a punto de caérseles la piel a pedazos, con un perro miniatura en el bolso.
Así, de igual forma, está la gente latina que se vino a vivir a Mayami hace un pocotón de años. Bueno, no a la ciudad, sino a suburbios como el Doral o Kendall, por ejemplo.
Se encerraron ahí y nunca más volvieron a salir.
Tipas que no trabajan, que hacen mercado en el súper de la cuadra y llevan a los niños a una escuela cercana. Que salen, le dan una vueltica a la manzana -con plantas verdes, flores y lagos artificiales- y regresan a casa, siempre en español.
Estas no tienen el estilacho de las amas de casa de los 50. Las pocas veces que hornean tortas, las queman, y no mantienen la casa limpiecita. Ni siquiera ven Univisión o Telemundo, sino canales como La Mega TV, GenTV... o incluso, ninguno de los anteriores: pura telenovela cutre. Estas no conciben agarrar autopista para ir a pasear por el centro y siempre te dicen cosas como: "Mucho cuidao. Mira que si cruzas en la calle incorrecta, puedes terminar en un barrio de negros".
Se encerraron ahí y nunca más volvieron a salir.
Tipas que no trabajan, que hacen mercado en el súper de la cuadra y llevan a los niños a una escuela cercana. Que salen, le dan una vueltica a la manzana -con plantas verdes, flores y lagos artificiales- y regresan a casa, siempre en español.
Estas no tienen el estilacho de las amas de casa de los 50. Las pocas veces que hornean tortas, las queman, y no mantienen la casa limpiecita. Ni siquiera ven Univisión o Telemundo, sino canales como La Mega TV, GenTV... o incluso, ninguno de los anteriores: pura telenovela cutre. Estas no conciben agarrar autopista para ir a pasear por el centro y siempre te dicen cosas como: "Mucho cuidao. Mira que si cruzas en la calle incorrecta, puedes terminar en un barrio de negros".
Lo que no saben es que a mí, las que me asustan son ellas. Bi-cho.
lunes, 21 de febrero de 2011
Máquina de aplausos
El que quiera disfrutarla necesitará, eso sí: tiempo, dinero (bastante) y ganas.
El domingo 20 de febrero al mediodía, con el sol naranja y el cielo azul brillante, visité el impresionante edificio del Adrienne Arsht Center para ver el show del Alvin Ailey American Dance Theater. En la silla de al lado, un viejito estadounidense que pasaba los 80 años sostenía un bastón con ambas manos.
Después de sonreír, me miró y me dijo:
-"I'm going to ask you a favor. Could you be my applause machine?"
Yo, derretida, no pude negarme al pedido. Así que durante dos horas me dejé conmover por danza moderna y sentida, y por bailes creativos repletos de la energía negra que tanto me gusta.
Aplaudí por mí y por mi vecino encantado, que cada vez que me sentía detener el golpeteo de manos, volteaba a pedir más: "Keep it up, keep it up".
Esta es la Mayami que me invento. Y no, no está nada mal.
domingo, 23 de enero de 2011
El gran Romel
"Este violín quedó enterrado junto a mi esposa embarazada.
Ella no sobrevivió, pero él sí lo hizo".
Romel Joseph es uno de los sobrevivientes del terremoto ocurrido el 12 de enero de 2010 en Haití, que ahora viven en Miami.
Conózcanlo aquí
jueves, 20 de enero de 2011
domingo, 2 de enero de 2011
F-e-l-i-z
Foto: Fraggle Red |
En todo caso, sirve para que se imaginen cómo luce esta ciudad cuando celebra.
Este 1-1-11 lo recibí media hora antes con mi familia en Venezuela vía Skype. Luego salí a darle la vuelta a la manzana y vi a: 1) gente con la puerta abierta y merengue a todo volumen, 2) mujeres arrastrando maletas por toda la urbanización, y 3) vecinos -a los que jamás les había visto la cara- dando el feliz año.
Le di otra probadita a este lugar -para mí todavía indescifrable- que no es ni chicha ni limonada, ni Estados Unidos ni América Latina... en el que no se habla del todo inglés, pero tampoco español.
Y me sentí bien.
Feliz 2011.
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